Vistiendo Procesos, no tendencias

En un mundo donde la ropa se usa para aparentar, Brusco nació para ser lo contrario: para expresar, no impresionar.

Brusco comienza este camino en el año 2019, sin tener idea de la moda, pero con la necesidad de ponerle forma a lo que se sentía. Aunque comenzo Desde entonces, ha sido una marca intermitente, que aparece y desaparece igual que uno cuando está intentando encontrarse. No justifico la inconstancia pero si quiero ser honesta. Pues esto me parece natural, tal vez en un negocio no funcione, pero si al menos para nombrar que ser un humano es pasar por esas inconstancias.

Este año decidí retomarla, pero no sola. Ahora camino con Alejo, mi socio. Él es abogado, yo soy psicóloga, y la verdad ninguno de los dos tiene idea de cómo se construye una marca. Pero sí tenemos algo claro: queremos aprender, crear desde lo real y construir una comunidad que se identifique con lo que hacemos. Una comunidad consciente, que no solo compre ropa, sino que entienda lo que hay detrás de cada proceso.

Brusco nació para vestir lo que somos, incluso cuando no tenemos claro quiénes queremos ser. Para acompañar cada versión, cada cambio, cada silencio y cada intento. Para recordarnos que la ropa también puede tener alma.

No hacemos moda rápida ni seguimos tendencias. Hacemos ropa versátil, para cada versión tuya, para cada proceso personal. Ropa que puedas usar en los días buenos, en los días de caos, y en esos donde simplemente quieres estar tranquilo.

Brusco es eso: un espacio para soltar, para mirarse, para ser sin presión. Una marca que está aprendiendo mientras crece, que no tiene todas las respuestas, pero que tiene algo muy claro: lo real también se viste.